"La MáS LiNDa DeL aMoR Que uN ToNTo Ha ViSTo SoÑaR"

viernes, octubre 22, 2004

... NaDie eSTá a SaLVo De La LoCuRa...

Es raro tener tantas ganas de escribir y no saber bien qué, de última uno se acostumbra tanto a divagar que cuesta bastante puntualizar en el momento indicado. Pero, ¿cómo saber cuándo estamos frente al momento indicado, si ciertas cosas siguen sucediendo?, si por más que nuestro pecho aloje un corazón taquicárdico, si no hacemos nada por avanzar, esa sensación seguirá empujándonos al vacío?, ¿si siguen dándonos escalofríos las mismas palabras, aquellos lugares que desearíamos no volver a pisar pero que al recordar no podemos evitar que nuestros ojos lagrimeen y nuestros oídos se tapen?.
Con el correr del tiempo voy comprendiendo que en la pugna por alcanzar la libertad, presa de mis impulsos y fiel a ellos, desesperada, sólo conseguí herirme y lo sigo haciendo, pero luego la "paz" llega y el río se calma y dejo de "controlar" mi respiración y vuelvo a la "normalidad" de sentirme cuerda o al menos no una loca descarriada de esas capaces de asustar a cualquiera.
Entonces ya no temo permanecer despierta por mucho tiempo, ni busco alucinar a través de métodos irreales, vacíos. Es ahí cuando mi cabeza pega un giro, me paro y recuerdo que tengo algo que me hace única y capaz de decidir plenamente qué carajo voy a hacer con mis sueños.
Miro el cielo, la luna y flasheo con que a todos nos mira de igual modo, sólo que algunos ni lo notan, después agacho mi cabeza y mis ojos se posan en mi pecho, luego ven mis manos, mis pies, miro a mi alrededor y estoy sola otra vez y eso por un lado me asusta pero a la vez me alivia, y ahora busco maneras de pegar un gran salto que me haga impedir cometer los mismos errores y cargar la mochila de mi vida de ilusiones gastadas y baratas, de sonrisas falsas y palabras interesadas, de envidia, de rencor, también me dedico a meter bajo mi cama esa vieja caja llena de besos que estremecieron mi cuerpo y que de sólo recordarlos me transportan, pero duelen, de tantos abrazos de colección, de tantos momentos de mierda, de tanta soledad en compañía...
Ahí veo que no soy la única loca en este limbo nauseoso, entonces me permito abrirme y con el convencimiento de un niño, lágrimas de por medio, pienso que después de todo, no suena tan mal volver a empezar...
Buena Vida